semana 26 - 2014

Restaurante "Árbore da Veira"

Dónde está...

En la calle San Andrés. Pasa totalmente desapercibido, por su entrada sobria, cero ostentosa. Eso sí, a la que haces el amago de entrar una persona te abre la puerta y te recibe del modo más educado que te puedas imaginar. 


Cuánto cuesta...

En este restaurante tanto su tarifa como su oferta es de lo más sencilla. Puedes escoger entre dos menús degustación, uno de 50 euros y otro de 60 por persona (más lo que bebas). Un precio idílico para la experiencia gastronómica que supone. 

El restaurante...

Para hacerse una idea, este restaurante posee una estrella Michelín, con todo lo que eso conlleva. Reparan en cualquier detalle que pueda repercutir en tu comodidad, suponemos que para que puedas volcar toda tu atención en la comida. Una vez situados, la primera pregunta que te hacen: "Desean ustedes el menú degustación de dos horas o el de tres horas"... Sin palabras. 

En nuestro caso, nos decantamos por el menú de dos horas, una sucesión de unos 14 miniplatos de gran complejidad, elaboración y nombres que somos incapaces de reproducir. La gran mayoría de estos platos resultaban deliciosos y algunos con texturas y sabores sorprendentes. Un espectáculo gastronómico, tan entretenido como sibarita. En cuanto a la cantidad, una pregunta que más de uno se hace cuando visita restaurantes de este estilo, más que suficiente. 

Postres aparte... 

En la linea del restaurante, los postres son varios. Tras un par de dulces degustaciones en platos individuales, una persona sale de la cocina y nos prepara "un cuadro de postres". Básicamente se trata de ver in situ como esta persona elabora y coloca de forma artística una serie de siropes y postres en un cuadro. Cuanto menos es divertido.

Ahí os dejamos un vídeo... y el resultado final.



                                    

El pan importa...

Como no podía ser de otro modo, te dan a elegir una enorme variedad de panes de todos los estilos posibles: pan de cebolla, con pasas, integral, de centeno... cortados y presentados con todo el mimo. 


Una pequeña crítica...

Por un lado, e inevitablemente cuando acudes a un local de este tipo, la sensación de estar comiendo en un sitio ultra elegante donde has de hablar bajito y procurar no beber más de la cuenta por lo que pueda suceder. No obstante, todo ello sin llegar a sentirse incomodo, observado o asediado por el servicio. 
Por otro lado, un pequeño exceso de sal en las comidas, a nuestro parecer un simple y ligero abuso de sal gorda, Maldon, sal Rosa de Himalaya... o la que sea. 

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